DIFERENCIAS ENTRE TABACO INDUSTRIAL Y TABACO AMAZÓNICO
Por Jeremy Narbi
La Ayahuasca activa la percepción del ADN que se encuentra en cada una de las células de nuestro organismo. La nicotina contenida en el tabaco a su vez, acelera la función del ADN. Es por ello que los ayahuasqueros se refieren al tabaco como "algo encantador para los espíritus". De igual forma, el ADN contenido en el resto de seres vivos, es emitido por los mismos a manera de fotones. Es así, y reconociendo el lado idéntico del ADN en todos los seres vivos, que estos pueden comunicarse; convirtiéndose a la vez en receptores y emisores. Es conveniente establecer las diferencias fundamentales entre la utilización chamánica del tabaco y el consumo de cigarrillos industriales. En principio, el tabaco amazónico es cultivado sin abonos químicos ni pesticidas y no contiene ninguno de los ingredientes que son añadidos a los cigarrillos tales como el óxido de aluminio, el nitrato de potasio, los fosfatos de amonio, el acetato de polivinilo y una centena de otros que constituyen cerca del diez por ciento de su materia fundamental. En la combustión, un cigarrillo libera unas cuatro mil sustancias, la mayor parte tóxicas. Entre ellas, algunas incluso son radiactivas, haciendo de los cigarrillos la principal fuente de radiación en la vida cotidiana del fumador medio. Fumando de uno a dos paquetes por día se absorbe así, según un estimado, el equivalente en radiactividad de unas doscientas cincuenta radiografías al pulmón por año. El humo de cigarrillo está directamente implicado en más de veinticinco enfermedades graves, de las cuales diecisiete son formas de cáncer. Por el contrario, en la Amazonía el tabaco es considerado como remedio. Entre los Ashánincas, la palabra para curandero o chamán es sheripiari, literalmente "aquel que utiliza tabaco". Los hombres Asháninca más ancianos son sheripiari. Todos gozan de muy buena salud y mantienen un gran estado físico. El tabaco que se consume en la amazonía es de la especie nicotina rústica, tabaco silvestre; que a diferencia de la especie nicotina tabacum, no provoca los daños registrados por esta última. Un factor determinante son los aditivos que se utilizan en la fabricación de los cigarrillos de marca o industrializados. Parece claro que no es la nicotina lo que causa el cáncer, puesto que ella notoriamente actúa en el cerebro, y que los cigarrillos no provocan cáncer en el cerebro, sino en los pulmones, el esófago, el estómago, el páncreas, el recto, los riñones y la vejiga, es decir, allá donde penetran los alquitranes cancerígenos, que son también tragados.