Diario " El Sol de Cuernavaca ", 12 de junio de 2008
por Yvon Norbert
Reproducción de una talla del templo de Palenque, México, que figura a un sacerdote maya fumando en pipa. |
Cuernavaca, Morelos.- Miriam Mac Phail, mujer de letras, que a lo largo de su vida se ha dedicado al estudio, admirablemente a sus 93 años sigue escribiendo y esta vez nos relatas la historia del tabaco, su uso ritual en la época prehispánica en Mesoamérica y su divulgación en el viejo mundo para propagarse en todo el mundo como un hábito o adicción nefasta para la salud. Le cedamos la palabra para escuchar sus investigaciones históricas:
"Según relatos de los siglos XVI y XVII, los indígenas mexicanos y posteriormente los curanderos coloniales sabían de las propiedades fármaco-dinámicas del yetl (tabaco en Náhuatl), hierba indicada en el tratamiento de heridas ponzoñosas y otras enfermedades.
Era de primordial importancia en ritos para jefes selectos ceremonias al momento de la pubertad, en las adivinaciones y sahumerios dedicados a los muertos y a los dioses, en encantamientos y hechizos.
Secaban las hojas del tabaco cerca de sus chimeneas. Las envolvían en hojas de maíz (colocando una paja en el centro como eje) y las fumaban, reteniendo el humo en cabeza, boca y garganta el mayor tiempo posible. Fumaban el tabaco en canutos de olores.
Usaban también una tosca pipa nasal: después de aspirar por la nariz el humo de la hierba prendida, se emborrachaban y caían. En el caso de los caciques adictos al tabaco, al caer en trance sus múltiples esposas los levantaban y dormidos los ponían en sus hamacas.
Los sacerdotes fumaban en cañas, pipas o mascaban las hojas para entrar en éxtasis. El sacerdote Tlazocuaquilli purificaba su templo con yetl-tabaco contenido en un calabazo.
Las largas caminatas eran más llevadoras con el tabaco o yetl mezclado con cal y saliva, puesto entre mandíbula y mejilla. Asimismo era un eficaz profiláctico para contrarrestar las influencias maléficas en los seres humanos y en las cosas. El curandero usó el tabaco para ahuyentar a entes maléficos y hechiceros. Era indispensable en ritos y adivinaciones.
Con tabaco se adormecían a serpientes venenosas y a las hormigas. Hasta la fecha, el tabaco se usa en gran parte de los insecticidas.
Bernardino de Sahagún (1499-1590) autor de la Historia General de las Cosas de Nueva España, religioso franciscano de muy buen ver, conocedor de la lengua y de la cultura indígenas reporta que en las bodas se usaban "las cañas de humo" que se llaman Yetlalli junto con maíz y cacao molido.
Apunta también que para el dolor de los dientes, los indígenas usaban el tabaco y con 4 cañuelas hieren la encía sacándole sangre.
La palabra tabaco se usaba en España y en Italia desde 1410 para designar la olivarde, el eupatorio y otras hierbas medicinales entre ellas algunas que adormecían y mareaban. Según la Historia de la Lengua española, la palabra tabaco es arauhuaca. Cabe mencionar como importante que Cristóbal Colón hace observaciones sobre el tabaco al pisar el Nuevo Continente pero olvida explorar esta nueva hierba para dedicarse a cazar el oro, supeditando las plantas corriendo de isla en isla.
Nicolás Monardes (1493?- 1588), médico y botánico sevillano, que nunca conoció América pero expuso en su Museo de Historia Natural los productos americanos traídos a Sevilla. Es el primero que describe en su Tratado sobre Materia Indiana, en 1565 la Nicotina rustica.
Un Nuevo vicio invadió a Europa. Sir Walter Raleigh (1552-1618), cortesano y mujeriego, protegido de Isabel I de Inglaterra introdujo el tabaco a su país trayéndolo de Virginia, USA.
Alexander Von Humbold gran erudito y viajero Alemán (1769-1859), amplió notablemente el conocimiento de las ciencias naturales y geográficas, declara que las primaras semillas de tabaco llegaron a Europa en 1559 de Yucatán y no de Virginia o de América meridional.
Muy anterior a von Humbold, Jean Nicot ( 1530-1600), embajador de Francia en Portugal mandó a Francia plantas y semillas de tabaco y su nombre se inmortalizó en el nombre científico, Nicotiana tabacum.
Hecho polvo, inhalado por la nariz se puso de moda en la época de Napoleon Bonaparte. Este polvo llamado "rapé" se guardaba en pequeñas cajitas. Cuenta la anécdota que el Emperador coleccionaba los pequeños estuches bellamente decorados, incrustados con piedras preciosas -uno para cada día del año.