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El Chimó

El chimó es una jalea de tabaco de color negro y textura lisa, suave y flexible, de consumo ancestral por nuestros indígenas y los de otros países de Sur América. 
En Venezuela está ampliamente difundido con concentración en los estados andinos y llaneros, a pesar de la campaña existente sobre sus efectos nocivos para la salud. 
El proceso de su elaboración es laborioso, pasa por varias etapas, y distintos niveles de cocción en diversas pailas: desde hervir suficientemente las hojas de tabaco para luego retirarlas con coladores, filtrar la mezcla varias veces, añadirle ciertos “aliños” y finalmente obtener el producto final. 
Los ingredientes y aliños del Chimó dependen de la región donde se elabore, por ejemplo en el municipio Pedraza del Estado Barinas, se le agrega al tabaco, drago y babosa de guásimo, dejándolo hervir hora y media para colarlo y volver a cocinar hasta mermar y producirse la pasta espesa. En este sitio, para aliñarlo se le agrega lejía a la mezcla que se obtuvo, se continua batiendo hasta que tenga punto, y luego se envasa en unas cajetillas plásticas. En el municipio Bolívar del mismo estado, se prepara añadiendo melaza.
En algunos sitios se le dice al sitio donde se prepara este producto, trapiche de chimó 
Un chimó muy especial, es el producido en Mérida, pues utilizan como ingrediente especial, la sal obtenida de la Laguna de Urao, que produce mayor salivación en el consumidor, lo cual es favorable, ya que el chimó que se va disolviendo con la saliva, debe escupirse. También le agregan harina de trigo. 
La interesante historia del chimó andino puedes leerla en la web www.chimo.com.ve 

El chimó es utilizado al igual que el tabaco en rama para mitigar el hambre, para evitar la sed y el cansancio durante las faenas y también para sentir energía. También es utilizado para alejar culebras, curar picadas de avispa y otros males. Les adjuntamos un completísimo video que nos pasea por la historia indígena de este producto y nos muestra su preparación: 


Pailas para procesar chimó :Es una vasija usada para la elaboración del chimó. Se caracteriza por tener tres parrillas o pailas. La primera sirve para cocinar la hoja de tabaco; la segunda, para mermar el agua y la tercera para procesar lo que se llama nestú —zumo de la hoja de tabaco—. El consumo del chimó es una tradición heredada de los indígenas asentados en la región andina, es una práctica ancestral que se mantiene en la actualidad.




La fiesta amerindia del tabaco

Por Alexander Prieto Osorno *
(Madrid. España, OM)

Esta época de prohibición actual del tabaco en Occidente contrasta con el milenario consumo de esta planta entre los pueblos aborígenes de América. Mientras los occidentales sólo fuman el tabaco, las etnias amerindias poseen una asombrosa variedad de métodos de consumo. Lo ingieren en grandes cantidades y siempre con carácter trascendental. Los indígenas lo mascan, lo beben en forma de jarabe o zumo, lo fuman, aspiran su humo, lo inhalan en polvo rapé, lo aplican sobre los ojos y la piel, lo lamen hecho pasta, lo administran como supositorios y lo emplean para hacer lavativas intestinales. Estos y muchos otros usos demuestran la riqueza cultural que tiene esta planta entre los pueblos amerindios.
Desde hace miles de años, los pueblos precolombinos atribuyen al tabaco la facultad de hacer visibles, en el humo, los espíritus que habitan dentro de cada individuo. El antropólogo Johannes Wilbert, en su libro Tobacco and Shamanism in South America (Yale University Press, 1987) dice que "hay motivos para pensar que el cultivo del tabaco con fines religiosos y curativos, incluyendo el uso para el trance shamánico, se inició por el mismo tiempo que la agricultura forestal tropical en América del Sur, aproximadamente hace seis a ocho mil años; incluso, es posible que verdaderamente haya sido el primer cultígeno como tal en todo el subcontinente."
La aventura del tabaco para Europa y el resto del mundo comenzó en 1492, cuando Cristóbal Colón y sus hombres advirtieron en América la estrecha relación de los indígenas con esta planta. Rodrigo de Jerez, un miembro de la expedición, se aficionó al tabaco y la llevó consigo a Europa, donde se extendió su consumo fumado y aspirado en polvo rapé.
A partir de entonces, el tabaco ha experimentado una larga historia de prohibiciones y aceptaciones morales y sociales que han sido reseñadas por muchos investigadores, entre ellos el británico Iain Gately en su obra La diva nicotina (Ediciones B, Barcelona, 2003).
Los cultivos de la planta se explayaron por todo el continente americano y en España y Portugal. Y mientras crecía su consumo, las voces críticas comenzaron a escucharse. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez (1478-1557) afirmó en su Historia General y Natural de las indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano que "entre otras costumbres reprobables los indios tienen una que es especialmente nociva y que consiste en la absorción de una cierta clase de humo a lo que llaman ´tabaco´ para producir un estado de estupor". Luego, la Iglesia Católica y diversos monarcas europeos señalaron al tabaco como la planta del demonio. En Inglaterra y Rusia su consumo fue prohibido, y dos Papas desde el Vaticano dictaminaron la excomunión para los fumadores tras considerar que el tabaco era una sustancia degradante para el cuerpo y el alma.
En el siglo XVI, el tabaco tuvo su gran propagandista en el médico español Nicolás de Monardes (1508-1588), quien escribió un folleto para divulgar las bondades medicinales de la planta. Monardes afirmó que el tabaco limpiaba y reanimaba el cerebro y recomendó su uso para los malestares del cuerpo, riñones, mal aliento y para curar heridas y mordeduras. Este folleto cayó en las manos del diplomático francés Jean Nicot (1530-1600), quien llevó el tabaco a su país y consiguió fama al curar con esta sustancia las migrañas de la esposa del rey Enrique II, Catalina de Médicis.
Con el tiempo y la avasalladora comercialización del tabaco para fumar se han perdido las tradiciones precolombinas sobre las diferentes preparaciones y usos de esta planta. El pueblo maya hacía hogueras con hojas de tabaco como ofrenda a sus dioses y los indígenas aspiraban el humo, pero también preparaban ungüentos y jarabes para beberlo y administrarlo medicinalmente. Lo utilizaban para cicatrizar y sanar heridas en la piel, así como para combatir distintos malestares del cuerpo y quebrantos del espíritu. Hoy ciertas etnias de la selva amazónica de Colombia y Venezuela hierven en agua las hojas de tabaco y les añaden otros ingredientes naturales para elaborar un jarabe espeso para lamer, llamado "ambil", que consumen de modo tan habitual como las hojas de coca. Según dicen, el "ambil" cura el cuerpo y aviva y purifica la mente.
La enorme riqueza de la cultura del tabaco en los pueblos amerindios está demostrada en los estudios del antropólogo norteamericano Johannes Wilbert consignados en la obra citadaTobacco and Shamanism in South America. En estas etnias, el consumo de la planta siempre ha estado asociado a la figura del Chamán (o Shamán), dueño del acervo cultural de cada tribu y único capacitado para sacar el mejor provecho de esta sustancia y para administrársela a los miembros de su comunidad. En América, ciertas especies de tabaco crecen silvestre en las montañas, especialmente en la tierra revuelta y enriquecida de los lugares de enterramiento, por lo cual los indígenas lo han considerado como un regalo de sus ancestros y una herramienta de comunicación con el mundo de los espíritus y con sus antepasados.
De las 64 especies de tabaco casi el 60 por ciento son originarias de Suramérica, la mayoría de las regiones andinas. Allí los chamanes diferencian muy bien la administración del tabaco con fines terapéuticos o mágico-religiosos. Lo aplican sobre la piel siempre como medicina. Wilbert dice que "la aplicación de productos de tabaco sobre la piel sana o escoriada tiene una distribución muy extendida en la América del Sur indígena, incluyendo la práctica de fumar y soplar el humo en forma general o dirigida; de soplar escupida con jugo de tabaco, saliva mezclada con nicotina, y tabaco en polvo; masajes con saliva; abluciones de jugo; rapé y envoltorios de hojas y compresas". Pero también el tabaco se administra sobre los ojos con fines rituales. El Chamán aplica el jugo de tabaco o lanza el humo sobre los ojos del indígena, que ingiere la nicotina por esta vía.
Los chamanes son protectores combativos de sus sociedades, según Wilbert. Luchan soplando el humo de tabaco y lanzando su saliva contra sus enemigos de la atmósfera como las tempestades, los relámpagos y contra el ejército de contrincantes que amenazan la existencia humana. En muchas sociedades amerindias los chamanes ejercen su poder en forma de jaguares salvajes, lo que consiguen con la ayuda de ingestión de tabaco.
Las conclusiones a las que llega el antropólogo Johannes Wilbert resultan contundentes en los actuales tiempos de prohibición del tabaco en Occidente: "Lo que resulta claro mediante estos ejemplos es que los indígenas americanos usaban el tabaco como una droga que confirma la vida, es decir, que ordena la vida (...) Contrariamente, la escena moderna de la droga, privada del derecho a representación del ambiente cultural, está a menudo carente de valores transcendentales de modo que escenarios de pseudoimaginación tienen que ser evocados (a manera de publicidad) para hacer el uso del tabaco aceptado, basado únicamente en fundamentos hedonísticos."
En estos tiempos en que el tabaco ha vuelto a convertirse en una sustancia maldita es oportuno rescatar y profundizar en la gran riqueza cultural de esta planta en los pueblos amerindios. Una sabiduría milenaria, siempre desdeñada, que vive a la espera de ser realmente descubierta.


Tabaco Curador

UTILIZACIÓN CHAMÁNICA DEL TABACO



DIFERENCIAS ENTRE TABACO INDUSTRIAL Y TABACO AMAZÓNICO
Por Jeremy Narbi


La Ayahuasca activa la percepción del ADN que se encuentra en cada una de las células de nuestro organismo. La nicotina contenida en el tabaco a su vez, acelera la función del ADN. Es por ello que los ayahuasqueros se refieren al tabaco como "algo encantador para los espíritus". De igual forma, el ADN contenido en el resto de seres vivos, es emitido por los mismos a manera de fotones. Es así, y reconociendo el lado idéntico del ADN en todos los seres vivos, que estos pueden comunicarse; convirtiéndose a la vez en receptores y emisores. Es conveniente establecer las diferencias fundamentales entre la utilización chamánica del tabaco y el consumo de cigarrillos industriales. En principio, el tabaco amazónico es cultivado sin abonos químicos ni pesticidas y no contiene ninguno de los ingredientes que son añadidos a los cigarrillos tales como el óxido de aluminio, el nitrato de potasio, los fosfatos de amonio, el acetato de polivinilo y una centena de otros que constituyen cerca del diez por ciento de su materia fundamental. En la combustión, un cigarrillo libera unas cuatro mil sustancias, la mayor parte tóxicas. Entre ellas, algunas incluso son radiactivas, haciendo de los cigarrillos la principal fuente de radiación en la vida cotidiana del fumador medio. Fumando de uno a dos paquetes por día se absorbe así, según un estimado, el equivalente en radiactividad de unas doscientas cincuenta radiografías al pulmón por año. El humo de cigarrillo está directamente implicado en más de veinticinco enfermedades graves, de las cuales diecisiete son formas de cáncer. Por el contrario, en la Amazonía el tabaco es considerado como remedio. Entre los Ashánincasla palabra para curandero o chamán es sheripiari, literalmente "aquel que utiliza tabaco". Los hombres Asháninca más ancianos son sheripiari. Todos gozan de muy buena salud y mantienen un gran estado físico. El tabaco que se consume en la amazonía es de la especie nicotina rústica, tabaco silvestre; que a diferencia de la especie nicotina tabacum, no provoca los daños registrados por esta última. Un factor determinante son los aditivos que se utilizan en la fabricación de los cigarrillos de marca o industrializados. Parece claro que no es la nicotina lo que causa el cáncer, puesto que ella notoriamente actúa en el cerebro, y que los cigarrillos no provocan cáncer en el cerebro, sino en los pulmones, el esófago, el estómago, el páncreas, el recto, los riñones y la vejiga, es decir, allá donde penetran los alquitranes cancerígenos, que son también tragados.




El Tabaco y el socorrismo para ahogados en el río o en el mar

En 1807 se publicó uno de los primeros manuales de socorrismo para ahogados en el río o en el mar.
A quien había caído en el agua sin saber nadar, y era sacado medio muerto, había que practicarle urgentemente una serie de primeros auxilios. 



El manual de la época aconsejaba:

Rasgar las vestiduras del accidentado y enjugar o secar su cuerpo con franelas. Tenderlo cerca del fuego e introducir aire caliente por su boca mediante una cánula. Al mismo tiempo hay que introducir humo de tabaco por su ano mediante una máquina de fumigar o fuelle, y en caso de que no se dispusiera de tal artilugio, se utilizarían un par de pipas de fumar. Hecho esto, se darán al ahogado gotas de agua de toronjil (hierba olorosa usada como remedio terapéutico para apaciguar los nervios, también se suele utilizar para aplacar cólicos digestivos), y se aplicarán a las plantas de los pies ladrillos calientes al tiempo que con una pluma de ave se le estimulará el interior de la boca

A pesar de lo extraño que pueda parecer, la fumigación de tabaco en los intestinos, a través del recto, no era una novedad. Ya a principios del siglo XVII, la practicaban los nativos americanos en Acadia (antiguas colonias de Francia en Canadá), llenaban una vejiga de cerdo, o una tripa gruesa, de humo de tabaco y, apretándola con sus manos, la vaciaban en el intestino del ahogado mediante una cánula.
Los médicos europeos del siglo XVIII se entusiasmaron con esta práctica, opinaban que los intestinos, por su situación y organización, podían reavivar la sensibilidad casi perdida del todo y que, por lo tanto, la insuflación de algo áspero y caliente como el humo de tabaco era un socorro muy eficaz que se debía usar sistemáticamente.


En este interesante pdf (http://asclepio.revistas.csic.es/index.php/asclepio/article/viewFile/159/1) hay más información sobre el primer manual de socorrismo conocido, y como hemos dicho muchas veces aqui, afortunadamente, los tiempos cambian.





Usos Medicinales del Tabaco

El tabaco es cultivado en las zonas cálidas de todo el mundo, pero es originaria de América.

Esta planta anual de tallo redondo y erecto alcanza los 2 metros de altura, sus hojas son lanceoladas, alternas de hasta 70cm de longitud y 22cm de ancho de color verde pálido. Las flores posee una corola compuesta de cinco segmentos finos de color rosado. Su fruto encapsula numerosas semillas reniformes alojadas en dos valvas. Este género de planta posee más de 70 especies, y fue descubierta en 1.555, aunque en América se utilizaba desde mucho tiempo atrás.

También es preciso hablar del tabaco silvestre, el cual es originario de la Amazonia, en donde crece espontáneamente. Es una planta la cual alcanza los 50cm de altura. Sus hojas lanceoladas alcanzan los 15mm de longitud y poseen largos peciolos. Las flores se agrupan en forma de racimos, y son de color verde amarillento. Su fruto es una drupa bivalva de hasta 15mm de diámetro.

Beneficios del Tabaco

Contra las hemorroides: La maceración de las hojas y su uso externo es recomendado para combatir problemas cutáneos y las hemorroides, esto debido a si acción irritante. También el jugo de las hojas es utilizado para contrarrestar los problemas neurálgicos.

Como vomitivo: El tabaco es un gran narcótico, sedante y vomitivo. Su acción gangliopléjica ayuda a relajar el sistema nervioso.

A nivel digestivo: Es recomendado para los tratamientos de parásitos intestinales, así como la ocasionada por los oxiuros y la áscaria, esto gracias a sus propiedades paraticidas y antihelminíticas.

Uso externo: los emplastos con las hojas son aconsejables para las contusiones, golpes e incluso en tratamientos para el reumatismo o el cáncer.

Otros usos: En veterinaria la maceración de las hojas en agua resultan un gran insecticida para eliminar los parásitos cutáneos del ganado.

Beneficios a nivel dermatológico, endocrino, urinario, cardiovascular, reumatológico y digestivo.

Contraindicaciones

El abuso del tabaco puede generar serios problemas a nivel arterial y cardíaco, a demás es un potente cancerígeno a nivel urinario y respiratorio.
La nicotina en dosis altas puede ocasionar arritmia cardiaca, esclerosis arterial, trastornos digestivos y contracciones vasculares debido a su toxicidad.
No es recomendable para uso interno por su alto contenido de alcaloides.

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